Puede que hayas notado alguna vez que tu piel perdía elasticidad, se irritaba o se secaba con algún cambio brusco de temperatura. No te preocupes, es totalmente normal y a continuación te vamos a dar unas claves básicas para proteger la piel de los cambios de temperatura bruscos y no volver a sentir esas molestas sensaciones.
7 claves para proteger la piel de los cambios de temperatura bruscos
Lo primero que debemos hacer es conocer nuestra piel y sus reacciones. No debemos olvidar que la piel está expuesta continuamente a contaminantes como la polución, gases, humo, productos de limpieza,… y también al viento, al sol y a los cambios bruscos climatológicos que nos afectan en gran medida.
Las altas temperaturas y la humedad hacen que pierda elasticidad, mientras que las bajas temperaturas resecan nuestra piel y la hacen más propensa a la irritación

1. Alimenta tu piel desde dentro y desde fuera con comida sana y variada y con cremas naturales que aporten lo que necesita cada parte de tu cuerpo en cada momento.
La cara y el cuello son las zonas más delicadas y expuestas al mismo tiempo, y debemos hidratarlas por la mañana y por la noche (nosotros no recomendamos más aplicaciones para no acostumbrar a la piel, pero si es algo puntual te puedes aplicar crema siempre que te lo demande tu piel).
2. Las manos también están muy expuestas no solo en invierno, incluso los pies en verano. Lleva contigo siempre una crema hidratante de manos para echarte cuando lo veas necesario, sobre todo después de utilizar un gel hidroalcohólico que reseca muchísimo la piel.
También son de mucha utilidad las brumas para hidratar la cara y los ojos cuando están cansados o para refrescarte si tienes calor. Eso sí, asegúrate de que los productos que usas son de buena calidad, ya que de lo contrario puedes conseguir el efecto contrario y resecar o irritar más la piel.
No queremos que retiren toda la grasa de nuestra piel ya que la resecan y nos dejan sin protección. Elige jabones naturales con mantencas o aceites vegetales de primera presión en frío, aloe vera…

La piel sensible agradecerá los ingredientes emolientes un poco grasos como los aceites y mantecas. Especialmente los que contienen grandes cantidades de ácidos grasos poliinsaturados, que tienen propiedades antiinflamatorias. Su función es mantener la piel suave e hidratada y reducir el picor. Nuestra manteca reparadora es ideal
Si tenemos una deficiencia, la podemos suplir con una buena alimentación o en el caso de la vitamina D, poniéndonos al sol en horas seguras (evitar siempre las horas centrales del día y utilizar bloqueador solar en las zonas más delicadas como el escote, la cara, el cuello y la coronilla). Si no fuera suficiente hay suplementos alimenticios de alta calidad que pueden ayudarte.
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